Las tortugas o quelonios surgieron en el Jurásico junto con los dinosaurios, y han cambiado muy poco en 180 millones de años.
De las especies que existen en la actualidad hay algunas de proporciones gigantescas: en el mar, la tortuga laúd llega a medir 2,50 m de largo y, en la tierra, la tortuga elefantina de las islas Galápagos alcanza los 1,50 m.
La tortuga laúd es la más grande de todos los quelonios. Una hembra puede llegar a medir 2,50 m y a pesar 540 kg. Se alimenta de medusas.
Su caparazón es hidrodinámico de gran peso y tamaño. Está compuesto por miles de placas minúsculas de hueso, que forman siete quillas a lo largo.
Tiene las extremidades convertidas en aletas robustas. Las delanteras, anchas, aplanadas y carnosas, le sirven para propulsarse; en cambio, usan las de atrás como timón.
Esta dotada de un gran sentido de la orientación, lo que le permite emigrar a través del océano y hallar el mismo islote que el resto para desovar.
Tienen muy buena vista. Pueden ver en aguas oscuras o turbias; y también distinguen los colores.
En la actualidad se encuentran en peligro crítico de extinción, por el robo de sus huevos, que se usan como afrodiasíacos, por la degradación de su hábitat y la muerte por ahogamiento en redes de pesca.
En el próximo post continuaremos con la tortuga elefantina...
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